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Al tratar sobre BDSM lo más probable es que algunas personas se dejen llevar por su mala reputación y los miles de conceptos erróneos sobre este grupo de practicas sexuales.
Aun así, el BDSM no es blanco y negro por completo, tampoco carece de variedad y niveles, por lo que todas las fantasías que le involucran podrían ser de interés para cualquiera.
Lo más importante en el BDSM es recordar que tú eres quien tendrá la última palabra, quien decidirá qué tan lejos llegar y hasta dónde se lo desea hacer. Pero para comprender realmente las implicaciones y el placer detrás del BDSM hace falta indagar más en su concepto.
El BDSM consiste en una serie de prácticas eróticas que son realizadas bajo el consentimiento de todas las partes involucradas. Su nombre proviene de las siglas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo.
Todas estas modalidades eróticas comparten un vínculo, y son también consideradas como sexualidades alternativas. No obstante, hay que recordar que en todas ellas el consenso libre e informado, será un común denominador que no puede faltar para su realización.
Conocer cómo se desglosa las siglas del BDSM ayuda a comprender con más facilidad al término. Básicamente, es la abreviación de varios pares de palabras como ya se ha mencionado: Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo. ¿Qué implican cada una de ellas?
El BDSM puede ser practicado por cualquiera, todos pueden ser parte de este. Pero para ello, como es evidente, es necesario primero tener seguridad en lo que se desea. Educarse sobre qué es el BDSM, cómo puede jugarse con este o cuál de todas sus variantes se desea disfrutar, eso ayudará a tomar una decisión acertada.
Segundo, es recomendable hacerlo con alguien de confianza. Las personas involucradas necesitan sentirse respaldados, con que, de querer detener el juego, su compañero hará valer su deseo.
En resumidas cuentas, el BDSM podrá ser usado por quien encuentre excitante su repertorio de actividades, y en compañía de alguien que o ya tenga experiencia, o se tenga confianza.
Puede practicarse de tantas formas diferentes el BDSM que es complicado decidir cuál juego probar. Se tiene que considerar que una de las claves del BDSM es tener mucha imaginación, la mente se convierte en una poderosa arma para el erotismo.
De esa forma, cada participante debe asumir un rol en la sesión. Cuando son sesiones leves o para principiantes, es mejor que los roles sean intercambiables. También tener una mente abierta es indispensable, la meta de todo es explorar y divertirse con nuevas sensaciones.
Equiparse con juguetes sexuales destinados a estos propósitos, ayudará a incentivar la imaginación, y a dar idea sobré qué podrá gustar. Esposas, antifaces, vibradores, disfraces, látigos, la lista de productos disponibles que ayudan al juego son interminables.
Sin embargo, para los principiantes los juegos muy rudos pueden ser atemorizantes. Es por eso que, si se desea iniciar, lo mejor será iniciar por algo suave, en un nivel en donde se sienta comodidad.
Por ejemplo, es una buena idea iniciar con el Bondage. ¿Por qué? Es una opción sencilla de cumplir en los niveles básicos, y lo más seguro es que muchos ya hayan experimentado con la inmovilización durante el sexo. El uso de esposas, cuerdas, telas o cintas, para atar una parte del cuerpo, como las manos o pies, o para atar al cuerpo en su totalidad, es muy popular.
Asimismo, se puede hacer uso de mordazas o elementos privativos que impidan oír o ver. Como hacen las vendas para los ojos. La persona atada cederá el control a su pareja, y es la sensación de incertidumbre, y el ceder el control absoluto, lo que generará placer.
Para la planeación de una escena lo primordial es la comunicación, la pareja debe charlar y exponer cuáles son sus deseos. Sobre todo, qué cosas los estimula y cuáles serían las posiciones que desearían desempeñar. Esta clase de conversaciones deben hacerse cara a cara y con mucha sinceridad.
Establecer los límites es lo que puede diferenciar sesiones exitosas, de poco placenteras. Además, quien renuncia al control, necesita sentirse seguro de su decisión. Si se excita con la idea de recibir nalgadas, pero se siente nervios con la idea de estar atado, es algo que debería descartarse por mucho que le interese al otro. Se necesita negociar y delinear los límites. Encontrar lo que sea placentero para ambos.
Establecido lo que gusta y no, la inspiración está muy relacionada con el sitio en donde se realizará la acción. Puede ser un hotel temático para desconectarse de quien se sea, aunque si se quiere ambientar la habitación de la casa donde se vive, tampoco está mal.
El resto de los componentes necesitan ser discutidos, cómo se vestirá, cuáles implementos se emplearán. Desde una escena amo-esclava, hasta enfermera-paciente, todo se vale mientras ambos quieran.
Quienes practican BDSM tendrán más beneficios que solo placer, de hecho, estas prácticas han demostrados otorgar a las parejas otras razones para usarlo. Entre estos beneficios están:
A pesar del placer que puede generar el BDSM necesitas tener mucho cuidado con cómo y con quién lo practicarás. Pensando en ello, estos son algunos consejos a tener en consideración:
Hay quienes deciden tener juegos con sus parejas, pero otros quienes deciden tener prácticas BDSM esporádicas con una o más personas. En el segundo caso, no es recomendable tenerlas antes de establecer una comunicación fluida y llegar a fiarse del individuo.
Tampoco es aconsejable iniciar una sesión con alguien que esté enojado, ansioso o cansado, puede terminar en una muy mala experiencia. Mucho menos es aconsejable hacerlo bajo el uso significativo de alcohol o drogas. Si no se puede conducir, no se puede practicar BDSM, es una recomendación de seguridad básica.
No todos tienen el mismo grado de dolor, por lo que es algo a establecer, al igual que establecer una palabra o frase de seguridad cuando la actividad sea excesiva. Pueden ser varias estas para indicar cuando se quiera ralentizar, cambiar o detener.
Si tu pareja no llegase a respetar alguna de estas palabras, es una falta grave, que podría considerarse como un abuso. Es habitual usar “amarillo” para disminuir la intensidad y “rojo” para detenerse.
Usar un objeto equivocado puede convertir una sesión erótica en una ida al hospital. Se necesita tener cuidado con los instrumentos con bordes afilados o que tengan esquinas, no deberían ser usados más bien. Tampoco emplear otras velas que las de parafina corriente para juegos calientes, usar adornos con cera podría generar quemaduras en la piel.
Lo mismo aplica en la forma en la que se usan los instrumentos, por ejemplo, si usarán un látigo para un azote, siempre se debe golpear en zonas carnosas y musculadas. La parte baja de las nalgas, está bien; hacerlo en el plexo solar, para nada bien. Otro ejemplo está en usar por demasiado tiempo pinzas porque corta la circulación sanguínea.
Al terminar es prioridad charlar ya vestidos de cómo fue la experiencia. Es saludable compartir opiniones y conocer qué puede cambiar o puede mejorarse.
La intimidad y la vulnerabilidad entre quienes practican el BDSM está muy presente y necesita ser empleado en favor a la relación.
El consentimiento en el BDSM es lo que lo separa del abuso. Cuando una persona accede a practicar un juego BDSM lo hará con el único propósito de sentir placer propio. Por lo que cuando alguien no se siente bien con lo que hace, se pierde el propósito del BDSM.
En este punto es muy importante diferenciar lo que sí quiere, de lo que no. La comunicación es tan vital en esta clase de conductas, porque sirve como una guía sobre lo que se desea y a lo que se teme.
Si se siente sugestionado, manipulado u obligado a entrar en el BDSM, está mal. La situación se repite cuando durante el acto las palabras claves no son respetadas, o cuando se pretende extrapolar el juego de dominación / sumisión a otras facetas de la vida sin consentimiento.
El BDSM es un mundo por explorar al cual no hay que temer, solo explorar y conocer para dar una opinión sincera de este.
