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octubre 15, 2021
Las falsas creencias, los mitos y tabúes han rodeado a la sexualidad femenina desde hace miles de años. Muchos de ellos ya han sido desestimados gracias a los avances científicos y diversos estudios, pero lamentablemente algunos han prevalecido en el colectivo general.
Sostener esta clase de información conlleva al malestar y disfunción sexual en las relaciones de pareja, pues se cree que hay maneras correctas e incorrectas, o se exigen parámetros de comportamiento que no tienen que ser medidos de esta manera.
Cuando las mujeres aprendemos a conocer nuestros cuerpos y sexualidad, somos libres de experimentar y liberarnos de dudas.
Como seres sexuados, es lógico llegar a la conclusión de que la sexualidad de las mujeres define una parte importante de nuestra calidad de vida. Sin embargo, el tema de las creencias falsas ha sido tan desvirtuado y desviado para las mujeres que ha causado una gran cantidad de información errónea.
La sexualidad femenina en la historia fue tratada con privacidad, ocultismo e inclusive como si fuese un pecado. Pero las prohibiciones no pudieron mermar por completo un componente tan fundamental en la identidad humana, por lo que las dudas y curiosidad siempre han existido y siguen estando presentes.
Se ha demostrado una y otra vez que el sexo no tiene como único propósito la procreación, por lo que en la actualidad, la información es cada vez más abundante sobre la temática.
Pero ¿entonces cuáles son esas falsas creencias que nos han hecho tanto mal a lo largo de la historia? Te contamos las ocho más comunes.
La educación sexual es la solución evidente para deshacernos de las ideas equivocadas relacionadas con nuestra sexualidad. Aun así, ciertas creencias han sido tan difundidas en nuestras familias, círculos amistosos y sociales, que se podrían creer como ciertas, cuando no es así.
Por lo que estas son algunas de las creencias erróneas sobre la sexualidad que necesitas analizar:
La menstruación ha estado rodeada de tantas falsedades a lo largo de vida, que es complicado mencionar cada uno de los mitos relacionados con esta. Pero enfocándonos en la sexualidad, es falso que una mujer no pueda tener sexo u orgasmos con la regla.
De hecho, las mujeres son capaces de hacer todo lo que quieran mientras menstrúan. A diferencia de lo que nos contaban nuestras abuelas, sí es posible ducharse; y practicar ejercicios exigentes por la comodidad que ofrecen los tampones y la popular copa menstrual. Entre esa lista de actividades, el sexo debe ser mencionado.
Las mujeres tienen una mayor sensibilidad en sus vaginas durante su menstruación, logrando que el roce del pene produzca una sensación más intensa que conlleve al orgasmo. Si no se desea recurrir a la penetración, podemos masturbarnos a solas o jugar con nuestra pareja con la estimulación del clítoris.
Otra falsa creencia que ha generado mucha confusión es la idea de que una mujer no puede tener sexo durante los nueve meses del embarazo. Esta creencia se asocia con que el sexo solo sirve para la procreación, pero en la naturaleza se presencia que incluso algunos primates fornican con la hembra preñada.
Las mujeres pueden tener sexo durante su embarazo sin lastimar a su hijo, es imposible que el pene llegue siquiera a “tocarlo”. El bebé está bien protegido en el vientre materno, tampoco los espasmos del orgasmo son dañinos para este.
Tampoco hay que negar que mientras más crezca en volumen la panza de una embarazada, mayor será la incomodidad que tendrá en manejar su peso, posturas, cansancio. Y de sufrirlos, los vómitos o nauseas. También cuando hay riesgos de amenaza de aborto o un parto prematuro, el profesional de la salud asignado a tu caso te recomendará pausar la actividad sexual.
Más de tenerse un embarazo normal o estándar, que no te sorprenda que en el segundo trimestre de embarazo el deseo aumente y la actividad coital por igual. Cuando el deseo aumente, la respuesta es simplemente buscar posiciones más cómodas para que puedas disfrutar con plenitud del sexo.
Que los hombres sean criaturas que solo piensen en sexo, y que las mujeres solo piensen en ello de vez en cuando, es mentira. Se trata de una mala interpretación de la sexualidad femenina y masculina que ha sido alimentada a través de los años.
Una mujer puede disfrutar tanto de su sexualidad como los hombres, ya se ha demostrado que una mujer tiene aproximadamente unas 8.000 terminaciones nerviosas sensitivas en el clítoris, el doble que el pene. Por lo que las mujeres también piensan en conseguir su satisfacción sexual, su cuerpo está diseñado para eso.
Pero el problema podría estar en las conexiones que suelen buscar las mujeres en el sexo, su selectividad. Como mujeres somos más propensas al sexo con requisitos de por medio como la confianza, comodidad y enlace sentimental con la pareja.
Hasta cuando no se desea una relación o está en una, se tendrá una inclinación a los hombres que muestran atención al juego de la seducción y los juegos previos. Las mujeres nos enfocamos mucho en las horas previas al acto sexual, los hombres suelen pensar más en el acto en sí.
Los hombres ciertamente tienen más posibilidades de alcanzar un orgasmo durante la penetración vaginal, pero las mujeres en realidad no. Por ejemplo, The National Survey of Sexual Health and Behaviour, de la Universidad de Indiana, indicó que las mujeres son más propensas a tener un orgasmo cuando se les practicaba sexo oral, o se le estimulaba el clítoris.
La penetración más que un factor determinante, es un agregado que ayuda a la llegada del éxtasis. Por ende, una mujer no debe sentirse mal si no es capaz de alcanzar su orgasmo con la penetración nada más. Tampoco si no es capaz de hacerlo al mismo tiempo que su pareja.
El auto complacerse y el pensar que se hace porque, de tenerse pareja, esta no le satisface sexualmente, es falso. No es así para nada. La masturbación es un acto solitario de placer, que es capaz de producir una liberación poderosa de estrés, aumenta el conocimiento del cuerpo propio y hasta puede ayudarnos a aliviar los dolores menstruales.
Los orgasmos durante la masturbación sirven para abrir el cuello uterino y permiten la liberación de bacterias acumuladas. Por ello, es una actividad sana y que no tiene una connotación negativa, o quiere indicar que no se disfruta del sexo en pareja.
Algunas veces puede que simplemente no se desee tener sexo, lo cual es un “trabajo de equipo”, solo se quiera tener un placer rápido y simple.
Los bajos niveles de estrógeno durante la menopausia efectivamente reducen el deseo sexual en las mujeres. Se trata de un cambio muy grande en el cuerpo, como para no tomarle la importancia necesaria, aun así tienes que considerar que la menopausia no es el final de la sexualidad femenina.
Las mujeres durante y después de la menopausia siguen siendo capaces de dar y recibir placer. Ello con ciertas modificaciones en sus comportamientos, como por ejemplo, emplear más lubricantes. Además no todo es malo, la despreocupación y liberación que implica el no poder quedar embarazada, parar con los anticonceptivos y sangrados, producirá una mejora psicológica durante el sexo.
El sexo nace y muere con las personas. No es una actividad que deba cesar en la vejez para las mujeres. No hay razón para ello.
Esta falsa creencia ha sido la responsable de más de un embarazo, y es que es otra mentira que las mujeres sean incapaces de quedar embarazadas mientras están menstruando. Los óvulos no bajan en sumo orden y con un horario estricto en los cuerpos de todas las mujeres, así no es cómo funcionan nuestros sistemas. Los disgustos emocionales, el estrés, los medicamentos ingeridos, la alimentación, absolutamente todo influye en los ciclos menstruales.
Es poco seguro dejarse guiar por el sangrado para pensar que no se es fértil en esos días. De la misma forma, no hay base científica que respalde al 100% otros métodos anticonceptivos de la “vieja escuela” como la marcha atrás o el coitus interruptus. Tampoco lo hace orinar después del coito, o mucho menos hacerlo de pie y darse una ducha vaginal al finalizar.
Recuerda que el único método anticonceptivo femenino seguro en su totalidad es la abstinencia, seguido de métodos definitivos como la ligadura de trompas. Sucesivamente los implantes, el DIU, píldoras, parches, anillos y los preservativos.
En la cultura popular es habitual burlarse de los penes pequeños y el creer que estos no son capaces de dar satisfacción a las mujeres. La gran verdad es que un pene mida algunos centímetros más o menos o no hará un gran cambio al placer que producirá en la vagina o el ano.
Como muestra, la mayor sensibilidad en una vagina se encontrará en su tercio exterior. Pero si insistes en que los penes grandes son más complacientes, quizás solo sea producto del atractivo visual y sexual que producen. También a esta creencia que ha sido tan inculcada en la sociedad.
Ahora, algo que sí es cierto es que los extremos son preocupantes. Cuando un pene es demasiado pequeño, bajo los 8 cm erecto; o cuando un pene es demasiado grande, por encima de los 16 – 17 cm. La estimulación puede ser o poca, en caso de los pequeños, o dolorosa, en caso de los grandes.
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